Ahora que ya sabemos por qué es importante la clasificación IP y qué aspectos tener en cuenta para seleccionar la clasificación adecuada para cada aplicación,
IP42: Ideal para aplicaciones en interiores donde el polvo y la humedad no son un factor significativo, como en muebles ajustables, camas hospitalarias o sistemas de entretenimiento en el hogar.
Aplicaciones típicas: Actuadores para sofás reclinables, camas ajustables y elevadores de TV.
IP54: Ofrece una mayor protección frente al polvo y salpicaduras de agua, siendo adecuada para entornos como hospitales, oficinas o almacenes.
Aplicaciones típicas: Actuadores en sistemas médicos y dentales o maquinaria ligera.
IP66: Totalmente resistente al polvo y capaz de soportar chorros de agua fuertes. Es ideal para aplicaciones en exteriores, como maquinaria agrícola o industrial.
Aplicaciones típicas: Elevadores para piscinas, camas médicas exteriores y equipos agrícolas.
IP67 e IP68: Estas clasificaciones permiten la inmersión en agua hasta ciertos niveles. La IP67 protege contra inmersión de hasta 1 metro durante 30 minutos, mientras que la IP68 soporta profundidades mayores.
Aplicaciones típicas: Válvulas hidráulicas, compuertas de inundación y sistemas de control bajo el agua.
IP69: Proporciona la mayor protección, siendo resistente al agua a alta presión y temperaturas extremas. Es ideal para entornos con alta presencia de polvo, suciedad y productos químicos.
Aplicaciones típicas: Maquinaria agrícola, sistemas industriales y aplicaciones en limpieza de alta presión.